El asombroso busto de Dalida en Montmartre, París
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Busto de Dalida en Montmartre, con el famoso pecho dorado.
¿Quién fue Dalida?
Dalida fue más que una cantante: fue un ícono cultural, un símbolo de elegancia y una de las artistas más queridas de Francia. Nacida en Egipto en 1933, de padres italianos, saltó a la fama en la década de 1950 y disfrutó de una brillante carrera a lo largo de cuatro décadas. Con su potente voz y sus emotivas canciones, vendió millones de discos en varios idiomas, desde el francés hasta el árabe y el italiano.
Pero más allá de su fama, Dalida fue también una figura profundamente humana, marcada tanto por la gloria como por la tragedia. Su historia de vida, llena de amor, desamor y resiliencia, conmovió a generaciones.
Dalida y Montmartre
Dalida vivió en Montmartre gran parte de su vida. Amaba el ambiente bohemio y la tranquilidad del barrio. Tras su trágico fallecimiento en 1987, la ciudad de París le rindió homenaje erigiendo un busto de bronce en su honor en la plaza Dalida , a pocos pasos de su antigua residencia.
El busto es ahora un auténtico lugar de peregrinación tanto para aficionados como para visitantes curiosos. Rodeado de muros cubiertos de hiedra y pintorescas calles parisinas, es uno de los monumentos más fotografiados e intrigantes de Montmartre.
Nuestra visita guiada a pie por Montmartre incluye una parada en el busto de Dalida y revela las historias detrás de las figuras más famosas del barrio. Descubra la conexión de Dalida con la zona y escuche anécdotas que no encontrará en ninguna guía turística.
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La curiosa tradición de tocar el busto de Dalida
Si visita el busto hoy, notará algo curioso: el pecho de la estatua es dorado, mucho más brillante que el resto del bronce. Esto se debe a que, durante años, los visitantes han frotado los pechos de Dalida para atraer la buena suerte, o a veces solo para la foto.
Este curioso ritual comenzó como una peculiar costumbre turística y, con el tiempo, se convirtió en una especie de tradición no oficial. El bronce se ha desgastado y se ha vuelto dorado gracias a las miles de manos que lo han tocado. Algunos lo ven como un homenaje a la sensualidad y el estatus icónico de Dalida, otros simplemente lo hacen por diversión o superstición.
Lo toques o no, el busto de Dalida sigue siendo uno de los monumentos más queridos de Montmartre: una mezcla de glamour, misterio y un poco de humor descarado, como la propia Dalida.
La próxima vez que estés en Montmartre, no te pierdas este rincón único del barrio. Entre arte, música y folclore, Dalida sigue velando por París desde su tranquila plaza en la colina.